«Mi hijo no borra nada del móvil» (sí, claro…)
El otro día, después de publicar el post sobre A fuego lento, alguien me escribió:
«Noemí, no seas tan desconfiada, no todos los adolescentes van borrando cosas del móvil.»
Y luego, otra mamá me preguntó:
«Vale, pero entonces, ¿qué hacemos?»
Vamos por partes.
¿A qué edad darles un móvil?
Aquí cada familia tiene su criterio, pero en mi caso lo tengo claro: Antes de los 16 años, no han tenido tiempo de madurar lo suficiente para gestionarlo sin supervisión.No porque sean malos o inconscientes, sino porque aún no han aprendido a manejar bien la privacidad, las redes sociales o el peligro de ciertas conversaciones. Si se les da antes de esa edad, es necesario un control más riguroso. Luego, cuando ya han aprendido a manejarlo con responsabilidad, el control sigue, pero no de la misma manera.
No se trata de espiarles, sino de acompañarles en el proceso.
¿Borran cosas? Sí, claro.
No porque sean unos delincuentes, sino porque tienen 12, 13, 14 años y hacen lo que haríamos todos si estuviéramos en su lugar. No importa lo bien que los hayas educado, lo buena persona que sea tu hijo o lo convencido que estés de que «no tiene nada que esconder».
Siempre hay algo que no quieren que veas.
Una conversación, una foto, un comentario, un grupo de WhatsApp que mejor que no leas. Y eso no significa que estén metidos en cosas raras. Solo significa que son adolescentes. Por eso, antes de darles un móvil, hay que dejar claras las normas.
El contrato del móvil: una norma clave antes de los 16
Hace tiempo leí sobre unos padres que, cuando daban un móvil a sus hijos, les hacían firmar un documento que decía algo así como:
«Este móvil no es un regalo. Es un préstamo. Te lo damos con confianza, pero sigue siendo nuestro. Eso significa que podemos revisarlo en cualquier momento, cuando queramos y sin previo aviso.»
Me gustó tanto que lo incorporé en A fuego lento.
Si habéis leído el final del primer libro, sabéis que es justo lo que los padres de Marta le hacen firmar antes de darle su primer móvil.
Porque no podemos darles un dispositivo con acceso a TODO y esperar que lo gestionen bien sin supervisión. Si les damos el móvil antes de los 16, tiene que haber normas claras. Luego, cuando crecen y han demostrado que lo manejan bien, se puede relajar la supervisión, pero sin desaparecer.
Control parental: ¿Cuándo revisar el móvil?
Si crees que revisar el móvil antes de que duerman es suficiente… te la están colando. Cuando aún no son lo bastante maduros, hay que revisarlo sin previo aviso. A media tarde. Un sábado por la mañana. Justo después de salir con amigos.
Sin margen de maniobra.
Luego, cuando ya han demostrado que saben usarlo bien, el control sigue, pero más como un acompañamiento. Es decir, menos «dame el móvil ahora mismo» y más:
- Preguntar sobre sus redes sociales.
- Hablar sobre los riesgos que puedan encontrarse.
- Asegurarse de que saben decir NO cuando algo no les cuadra.
El control parental sigue siendo un aliado, incluso cuando ya tienen más edad.
Conclusión: No es desconfianza, es educación
Si les damos el móvil antes de tiempo sin haberles educado en su uso, les estamos dejando en manos de un mundo que no están preparados para gestionar.
Confianza, sí.
Pero con cabeza.
Y sobre todo, sin perderles de vista.
Nos leemos pronto.