¿Nos están robando la esperanza?
Llevo tiempo dándole vueltas a esto.
Y no quiero decir nada, pero… el Papa ha elegido «Peregrinos de esperanza» como lema para este jubileo justo después de que yo lanzara Trabajando Esperanza.
Ahí lo dejo.
Pero bromas aparte, la esperanza está en crisis.
No porque lo diga yo, sino porque lo vemos cada día.
Cada mañana, la misma historia
Enciendes la tele. Drama.
Abres Twitter (bueno, X). Drama.
Ves las noticias. Más drama.
Política, guerras, ideologías que te descolocan…
Y de repente, sin darte cuenta, te asalta el clásico pensamiento:
«Total, haga lo que haga…»
Y ahí está el problema.
Porque cuando la apatía se instala, ya está todo perdido.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Nos han vendido que nada depende de nosotros.
Que da igual lo que hagamos, porque todo lo deciden otros.
Que el mundo está demasiado roto y que mejor nos resignamos.
Pero no. No todo está perdido.
La pregunta es:
¿Tú qué vas a hacer?
¿Y yo?
Porque aquí podemos seguir lamentándonos, quejándonos de cómo está el mundo…
O podemos hacer algo.
No es cuestión de cambiar el mundo, pero sí de hacer tu parte
No te estoy diciendo que te conviertas en líder de una revolución.
Pero sí que no te quedes de brazos cruzados.
Y no hablo de cosas imposibles.
Hablo de:
– Elegir qué consumes. Menos ruido, más contenido que te ayude a pensar.
– Rodearte de gente que construya, no que intoxique.
– Hacer tu parte. En tu casa, con los tuyos, en tu día a día.
– No comprar el discurso de que todo está perdido.
Porque aunque a veces parezca que el bien avanza lento, avanza.
Ser portadores de esperanza (aunque nos llamen ilusos)
Tener esperanza no es ser un ingenuo.
No es pensar que todo se va a arreglar solo.
Es decidir que, a pesar del caos, seguimos adelante.
Es recordar que sí, sí importa lo que hagamos.
Así que no dejemos que nos la roben.
No caigamos en la resignación.
¿Qué vas a hacer tú? Me lo puedes contar, que te leo
Porque yo… voy a seguir peleando.
Nos leemos pronto